Artículo sobre Monroyo y el Cid Campeador

JOAQUIM SERRAT FERR??S1
(Artículo publicado en el número 38 ??»diciembre 2012, p. 25-26??» de la revista Plana Rasa editada por la Asociación Cultural Sucarrats de Monroyo)
En el año 1084, Monroyo dependía de la Taifa de Tortosa-Lérida, y se encontraba en la frontera del reino de Zaragoza que se extendía hasta la cuenca del Guadalope (Wadi-el-LLawh). Almundir y su hermano mayor Al-Mu’tamin compartían respectivamente estos territorios. Pero este último rechazó la división del país heredado de su padre Al-Muqtadir y quiso dar a su reino una salida hacia el mar. Antes de bajar hasta Vinaròs, convenía poseer la plaza fuerte de Morella y seguir el camino tradicional que a partir de Alcañiz el Viejo (última ciudad de la Taifa de Zaragoza) cruzaba el territorio de Monroyo. Es lo que hizo Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, que se puso al servicio del rey musulmán de Zaragoza a raíz de su exilio por el rey de Castilla.
No olvidemos que era un privilegio pertenecer a la corte de la Aljaferia, que fue, durante un corto periodo, la capital intelectual del mundo occidental. Los más grandes científicos, filósofos y poetas eran protegidos por el rey Al-Mu’tamin, el cual fue un gran matemático que mejoró, por ejemplo, el astrolabio. Monroyo, que se encontraba a 150 km, y cuyos campesinos2 habían pagado impuestos para abastecer el gran número de improductivos de esta corte, estaba sin duda influida por una ciudad tan prestigiosa.
El Cid cabalgaba todas estas tierras y en particular las de Monroyo, cabeza de partido de un extenso territorio controlado por su castillo situado sobre la Mola e incluyendo3: Peñarroya, Herbers, El Boixar, Fredes, Avinadaza, La Pobleta, Torre de Arcas, hasta los puertos de María y de Tévaro (este mencionado como límite de Monroyo y Camarón, o sea, El Mas de las Matas), La Cañada, el alto Mezquín, Fórnoles, Ráfales.
El Cid, al servicio de Al- Mu’tamin, se encuentra pues enfrentado a su hermano Almundir, que pide protección al rey de Aragón, Sancho, a cambio de los tributos ofrecidos. De alguna manera es su vasallo. El rey, su soberano, le debe ayuda en caso de peligro exterior. El Cid es consciente de este peligro. Tenemos pues frente a frente dos ejércitos, compuestos cada uno de musulmanes y cristianos. Las tropas del rey de Aragón, unidas a los musulmanes de Lérida, después de haberse agrupado junto al Ebro, bajan hacia el sur4. Acampan ciertamente en Monroyo, plaza fuerte que les pertenece, antes de ir a continuación hacia Morella a defender el castillo asediado. Pero, en la zona fortificada de Alcolea, correspondiente a la Pobleta de Alcolea-alqala’t, son derrotados por las fuerzas musulmanas de Zaragoza mandadas por el Cid.
Algunos años más tarde, Rodrigo, y esta vez por su propia cuenta, procedente de Burriana por el camino musulmán del interior5, provoca de nuevo a Al-Mundir en sus tierras, alrededor de Morella y no lejos de Monroyo, en los mismos lugares sobradamente conocidos por él. Durante el verano de 1090, las tropas cristianas del conde de Barcelona, Berenguer, que apoya los contingentes musulmanes de Lérida que le pagan tributo, bajan del norte, siguen el valle del Matarranya, suben hacia Morella por Herbers o Torre d’Arques y de nuevo resultan diezmadas en la batalla del Pinar de Tévar que se sitúa hoy en los alrededores de la Pobleta6.
¿Cómo vive y reacciona la población de Monroyo en esta zona de frontera inestable y durante estas incursiones y batallas? A falta de excavaciones arqueológicas, solo las interpretaciones a partir de documentos posteriores a estos años, y de situaciones similares analizados en otros lugares, permiten entender la vida de Monroyo poco antes del año 1100. La comunidad campesina se extendía en la Mola, protegida por las murallas del castillo (hisn7) y de su mazmorra (celoquia-soluqiya), en torno a la mezquita y a las cisternas de agua, cerca de los graneros-algurfa, y ciertamente también debajo de la Mola en unos hábitats trogloditas, y en la cuesta, dentro de un segundo recinto-albacar, las primeras construcciones que serán el germen del futuro arrabal-rabad. Los únicos testimonios materiales están representados por algunos restos de cimientos de la pared de recinto, en la parte septentrional, y de las albañilerías que subsisten sobre la roca picada de la Mola, y la «bassa del Castell». La existencia de las mezquitas de Morella8, cuyos cimientos eran todavía visibles en el siglo XIX, y de Calanda, destruida por un incendio en 18389, certifica que un burgo tan importante como Monroyo también disponía de ella. Las estrechas casas de dos pisos edificadas en piedra o tapia-tabiya, se asemejaban más a las casas del Rif marroquí que a las casas con patio de Córdoba. Hombres y animales compartían la planta-baja, y el piso contenía las cosechas y servía ocasionalmente de habitaciones. Las denominaciones de las distintas partes de dichos dejaron huella en la lengua española: albarrana-al-barrnya; zaguán-ustawan; algorfa-al-gurfa; alcoba-al-qubba; almacería-al-massriya…Más abajo del pueblo, el pozo, dicho «pozo ??rabe» por la tradición oral, rehabilitado en sucesivos ocasiones, ya debía existir.
Sobre la Mola, de una superficie de algo menos de dos hectáreas, y en la cuesta, podían agruparse entre cincuenta y setenta casas, o sea, alrededor de 300 vecinos. Un hábitat disperso dentro las almunias-almunya ya existía. Y, en caso de peligro, la población podía refugiarse en el recinto del castillo defendido por una pequeña guarnición militar encargada por el qa’id. Monroyo, al igual que todos los burgos, no escapaba a la buena norma de la administración territorial y poseía también un qadi, gestorde la ciudad, y un al-faqih (juez coránico). Una eficaz organización fiscal del Estado planeaba y recogía los impuestos-magram pagados por los campesinos, sobre la base del pueblo (alquería- al-qarya). Pero ellos, en ausencia de derecho feudal, eran libres. Propietarios de sus tierras, su estatuto era mucho más envidiable que el de los siervos de los reinos cristianos del norte.
Al final del siglo XI, la población mozárabe, antiguamente predominante, había asimilado la tecnología y los nuevos valores arabo-berberiscos. La producción agrícola era diversificada e importante gracias a los regadíos a partir de azudes-as-sudd, aljibes-al-gubb o de las norias-na’ura, de acequias-saqiya, arcaduz-al-qadus. Las parcelas de secano, retenidas por paredes edificadas con métodos berberiscos, daban trigo-trigal, y la ganadería-ganam de ovejas se practicaba en las tierras comunes. Había molinos, en particular en el rio Tastavins10, accionados por el movimiento de las aceñas-as-saniya.
Numerosas palabras, aun en uso, derivan del árabe: verduras y frutas: abrecoc-al-barquq; algarroba-alharruba; espinacs-isbinaha; carbassa-gar, fesols-feluya; safanòria-zafunnaya; alcachofa-alharsufaherramientas: albarda-albarda’ah; medidas: cafís-qafiz; alfaba-alhabba; mobiliario: almohada-almuhadda; manta-manta; ataifores-taifu; jarra-garra… Estas palabras prestadas a una cultura dominante no deben hacer olvidar que solamente una minoría hablaba y sobre todo escribía el árabe.

 


 

1 Guillermo García reanuda las tesis de R. Menéndez Pidal en «Las rutas del Cid». Zaragoza. 1988. En lo que me refiero, después de haber leído distintas interpretaciones relativas a las batallas de Morella (1084) y Tévar (1090), comparto la opinión de Montaner Frutos y Boix Jovani desarrollado en el libro «Guerra en Sarq Al’Andalus: batallas cidianas de Morella(1084) y Cuarte(1090), y los artículos de A. Montaner sobre la batalla de Tévar según Historia Roderici y Cantar de Myo Cid
2P. Guichard. Al-Andalus frente a la conquista cristiana. Biblioteca nueva. Universitat de València. 2001. p. 327.
3 Arxiu Virtual Jaume I. 1185, octubre. «Alfons II d’Arago dona a l’arquebispe de Tarragona els llocs de Monroyo. http://www.jaumeprimer.uji.es/
4 A. Montaner Frutos. op cit. según Historia Roderici.
5 Barcelo Carmen. «??poca medieval musulmana en la provincia de Castellón de la Plana». Caja de Ahorros de Castellón. 1985. p. 285.
6 El Puerto de Tévaro en la Carta Puebla de Camarón se menciona como límite del territorio de Monroyo y Camarón, pues cerca de la Pobleta.
7 Para Bazzana, Cressier y Guichard, el «hisn» es el centro de la comunidad rural y no simplemente un enlace de poder. «Los castillos rurales de Al-Andalus…». Madrid. Casa de Velazquez. 1988. Cap.3.
8 M. Grau Monserrat. «Morella y la comarca dels Ports. Musulmans i Jueus». A.M.I.C. 2004.p.281
9 Laurent Gasca. Los Moriscos de Calanda. http://metlinetum.multiply.com.
10 Arxiu virtual jaume I. 1197. Pere II d’Arago dona a la canònica de Tarragona el castell de Monroyo. http://www.jaumeprimer.uji.es/